Los dos eran jóvenes, uno de Texas y el otro de Arkansas, y ambos sirvieron a su país de forma admirable en "la guerra olvidada".
Ahora, Juan Sánchez, de 82 años, y Bill Mays, de 84, recibirán el reconocimiento que ellos y otras 1.8 millones de personas que sirvieron en la Guerra de Corea merecen, en una ceremonia nacional en el Monumento Conmemorativo de la Guerra de Corea en Washington, erigido hace 18 años.
Titulado "Héroes Recordados", el evento del sábado conmemorará el 60 aniversario del armisticio de la Guerra de Corea, que puso fin a los combates el 27 de julio de 1953.
En la guerra murieron millones de personas, contando 36,574 soldados estadounidenses, de acuerdo al Departamento de Defensa.
Sánchez y Mays, ambos radicados en Dallas, ilustran el heroísmo de aquellos que pelearon en la guerra y los sentimientos encontrados que persisten seis décadas después.
"Nunca antes me habían invitado a algo así", dijo Sánchez. "Estoy emocionado".
Mays, que nunca ha visto el Monumento de la Guerra de Corea, dijo que hacerlo solo le haría sentir de nuevo el dolor.
"Yo tengo una imagen de todo esto y no necesito que me lo recuerden", dijo.
La mayoría de aquellos que pusieron su vida en peligro ahora tienen más de 80 años, y todavía luchan, como los veteranos de la Guerra de Vietnam, con la percepción del público.
"Cuando regresé de Corea, no había nadie esperándonos", dijo Sánchez. "Algunos dicen que solo fue un 'conflicto'. Fue una guerra; murió gente, nuestra gente".
Nacido en Laredo, se alistó en el ejército en 1951 y fue enviado a Corea ese mismo año.
Mays, oriundo de Arkansas, dice que todavía carga con un pensamiento inquietante desde la Guerra de Corea: "Misión no cumplida", dijo.
"Nada más mire lo que está pasando con Corea del Norte, todavía está causando problemas", explicó.
Mays se integró al ejército en 1950, huyéndole a los campos de algodón en Arkansas.
En febrero de 1953 Mays vio un avión que se estrellaba en tierra y se deslizó hasta un río. Entró al agua y desató al piloto atrapado en el avión en llamas.
Mays recibió una medalla por su heroísmo.
Sánchez fue paracaidista en el 187 Equipo de Combate Regimental de Paracaidistas.
En 1952 su regimiento fue enviado a un campo de prisioneros de guerra para sofocar una rebelión. Lucharon por cuatro días y recuperaron la prisión. "Hicimos lo que se nos encomendó", dijo. "Hicimos nuestro trabajo".
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