12 YEARS A SLAVE
12 Years a Slave es una película brutal y violenta. También es de una ejecución cinematográfica impecable y, al mismo tiempo, una cinta que todo estadounidense debería ver. Aborda una durísima parte de su historia -la esclavitud-- sin matices, con toda la violencia que representa que un ser humano someta a otro a su voluntad.
La cinta se basa en una historia real, la de Solomon Northup, que escribió de su propia experiencia a mediados del siglo 19, antes de la Guerra Civil. Northup, un músico afroamericano libre, fue secuestrado en Washington y vendido como esclavo para una plantación del sur.
Steve McQueen, cuya intensidad como cineasta quedó demostrada en Shame, sobre un adicto al sexo, y Hunger, sobre una huelga de hambre en la conflictiva Irlanda del Norte en los 80, no se queda corto con este retrato.
Esta es una película en la que uno quiere retirar su mirada de la pantalla o taparse los oídos en más de una ocasión. McQueen busca incomodar a la audiencia. El dolor, el sufrimiento y la injusticia quedan plasmados en esta obra, que cuenta además con una actuación memorable de Chiwetel Ejiofor como Northop.
Northup, renombrado Platt, por un vendedor de esclavos intepretado por un siempre confiable Paul Giamatti, no puede revelar que es un tipo con educación simplemente por supervivencia, incluso le cuesta aferrarse a su identidad. Ejiofor matiza el descenso a la sumisión de su personaje, el que, sin embargo, nunca pierde su humanidad. En un momento, durante un entierro de un esclavo, McQueen, se centra en el primer plano de Ejiofor, que canta con ira y desesperación. Es una lección de actuación.
Es una de varias escenas memorables en esta cinta. En otra, por ejemplo, luego de haberse salvado de un ajusticiamiento, Northup queda con la soga al cuello y apenas logra sostenerse con la punta de sus pies. McQueen utiliza un plano abierto y se queda allí en lo que parece ser una eternidad, con Northup casi ahorcado. A su alrededor, la vida continua mientras el resto de esclavos retoman sus actividades como si no pasara nada.
El filme aborda todo el esclavismo en todas sus faceteas, desde la captura, la manera en que se hace el negocio hasta el maltrato y la deshumanización.
Además de Ejiofor, otras actuaciones dignas de destacar son la de Michael Fassbender como el sanguinario esclavista Edwin Epps y la de Lupita Nyong'o como Patsey una esclava, sometida a tortura y vejaciones sexuales por parte de Epps. Patsey, en un momento le pide a Northup, que la ahogue, para no tener que seguir sufriendo su situación.
La crudeza es dura, pero necesaria por los pocos referentes realistas sobre el esclavismo en la cine. Django Unchained era sobre un esclavo vengador en clave de blaxploitation y la miniserie "Raíces" tenía las limitaciones propias de la televisión de los 70. Ni hablar de Lo que el viento se llevó, filme que idealizaba el viejo sur. Este, en cambio, es un testimonio real.
No debe haber un ejemplo en la cinematografía que aborde el esclavismo de la manera que lo hace este filme. Con otra dirección artística, 12 Years a Slave podría ser un filme de terror. Y en realidad lo es.
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'12 Years A Slave' es un retrato crudo y brutal del esclavismo
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